martes, 30 de octubre de 2012

Trazando.

Regresé aquí con el deseo de sacudirme la tinta que llevo acumulando estos días, con la esperanza de sacarme de adentro estas ganas de verlo. Quiero, necesito, quedar exhausta de escribir, sin fuerzas para pensar en él, sin energías para quererlo.

En el camino deje de enamorarme, deje de creer que sentir mariposas en el estomago era un requisito indispensable de la vida, me dedique a reír y a guardar en un cajón mis bolígrafos y cuadernos, quise deshacerme de todo residuo de romanticismo que hubiera todavía en mi interior.

Pero para cuando quise darme cuenta, existía ya un calor que iba creciendo, una melodía conocida me emanaba del pecho y supe que estaba perdiendo otra vez la batalla.

Tomé mi computadora y comencé a typear como si no hubiera mañana, los dedos volaban sobre el teclado, el sonido de las teclas invadia mi mente como tratando de ahogar el resonar de su nombre, pero no sirvió de mucho, porque sigo pensando en él y estas líneas están trazadas con su nombre.